divendres, 21 de juny del 2013

Tulipa azul

Del campo de centeno
cultivado en su testa
balancean dos flores
que el tiempo azulea.
Vivir cabeza abajo
-me dijo- las conserva.

Observar, como al río,
su fluidez turquesa,
atrapado en su iris
por naturaleza.
Perdido en su pupila
por su recompensa.

Comerla labio a uña
e inhalar su aroma
que ahuyenta las moscas
en cuanto se asoman.
Ser abeja en su saliva
cuyo néctar devora.

Almacén de ceniza
en aquella concha
recogida en la arena
que guardó su boca.
Su belleza la arrancó
de su ciclo en tierra.

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