Aliterando alteradamente las altas palabras,
escribí en boli, en un folio, mil paronomasias,
comparando como aquél que observa,
entre calambures noté mucha hacha, muchacha.
Mi cabeza caminaba ya en sinécdoques,
y la dilogía de las llaves observaba,
derivaciones cantaban mi canción cantada,
y enormes como nunca eran mis hipérboles.
Subía la subida pensando en pleonasmos,
y como antítesis callaba mientras tu hablabas,
vivo y muerto en dilogía estraña,
mis perífrasis dieron mi alma a Diós.
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