¿Dónde está mi fortaleza,
y dónde está su alteza?
También yo he llegado a llorar,
aunque no te lo parezca.
No somos ni el hueso
de la madurez que nos queda.
También yo he llegado a llorar,
recordando a mi princesa.
Sólo supieron conocer
mi felicidad más externa.
Pero nadie aprendió a leer
las lágrimas de un poeta.
és super maco!
ResponElimina